La podredumbre apical del tomate conocida como Blossom end rot (BER), es una de las fisiopatías más comunes que se pueden encontrar en el cultivo de esta y otras solanáceas como el morrón/pimentón.
Esta fisiopatía provoca malformaciones morfológicas y cromáticas en el fruto. El daño generalmente aparece como una lesión en el ápice de la baya que impide la venta de los frutos.
La podredumbre apical del tomate es causada por una deficiencia de calcio, que como elemento poco móvil en las plantas, se transloca con dificultad dentro de las bayas tanto en las primeras etapas del desarrollo del fruto como después del inicio del envero.
Para prevenirla Greenhas Group, además de las recomendaciones agronómicas, sugiere una estrategia nutricional basada en:
Aplicaciones foliares
- Pulverizar (también en asociación con productos fitosanitarios) a partir de los primeros cuajes y luego cada 8-12 días Calboron: producto muy rico en calcio (CaO = 30% p/p) fácilmente y totalmente asimilable acomplejado por ácidos carboxílicos.
Si además hay deficiencias de Magnesio y/o se quiere aumentar el tamaño de los frutos, utilizar Foliacon 22, para proporcionar simultánea calcio y magnesio en la proporción 2:1.
Las dos formulaciones permiten intervenir de forma extremadamente rápida y eficaz en cualquier fase del ciclo del cultivo tanto por vía foliar como por fertirrigación.
Aplicaciones en fertirrigación
Para integrar calcio por las raíces sin crear excesos vegetativos aplicar la línea hidrosoluble Calfon y para aportes puntuales de calcio sin nitrógeno Fisiocal.
Para los cultivos orgánicos, la contención de esta fisiopatología se basa en métodos indirectos, Greenhas Group recomienda:
- Algaren Twin asociado a Borogreen L por vía foliar al inicio de la floración de cada etapa para favorecer la regeneración continua de los capilares radiculares y aumentar el cuajado con el consiguiente número de semillas por fruto para incrementar la translocación del calcio hacia las bayas.
- Vit-Org VG en fertirrigación, cuyo uso, además de tener una acción directa contra el estrés térmico e hídrico, aumenta la humificación de la sustancia orgánica del suelo, creando condiciones favorables para una mayor disponibilidad de todos los nutrientes, por lo tanto también del calcio.